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Casitas, cabañas, refugios, fuertes, madrigueras… que recuerdos…

El otro día por la tarde en el balcón de casa estaban Luna y Violeta construyendo una de sus casitas

Las observé durante un rato, en silencio. Y comencé a recordar… cuando yo era niña hacía todo tipo de cabañas y casitas. Recuerdo pasar horas pensando y confeccionando sus paredes, puertas, tejados, salidas secretas… recuerdo disfrutar muchísimo construyéndolas.

Y vosotr@s, ¿ os acordáis? ¿ Recordáis como os sentisteis al tener vuestro propio espacio secreto con sus propias reglas?

Construir cabañas, fuertes secretos, guaridas, y casitas no es un juego cualquiera. Es un impulso universal que está enraizado en la psique infantil y forma parte del desarrollo saludable de los niños” dice el educador David Sobel, investigador de este comportamiento infantil y autor de «Children’s Special Places: Exploring the Role of Forts, Dens, and Bush Houses in Middle Childhood» 

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Los niños/as de todo el mundo organizan estos “lugares especiales”. Los han encontrado en bosques, desiertos, orillas de los ríos, setos, nieve, también en patios, sótanos de casas, balcones, en pisos, todos ellos pequeños mundos dentro del gran mundo.

“Es algo que simplemente ha sucedido siempre -dijo Sobel. Ahora el impulso sigue ahí en los niños, pero las oportunidades de dar rienda suelta a esa necesidad ha disminuido. Los niños juegan menos fuera y dentro de casa y están más tiempo conectados a las pantallas.»

 

Pero… ¿ Por qué construir cabañas o casitas es tan importante?

Cuando comienzan a desplazarse por si mismos, los niños/as exploran su entorno. Suben, bajan, tiran, cogen… están en continua exploración. Así pues no es raro ver a un bebé debajo de la mesa, dentro de una caja o detrás de las cortinas. Es de esta forma como ellos van integrando los conceptos de dentro- fuera, encima- debajo…

Cuando encuentran un espacio en el que se sienten seguros, vuelven, pueden permanecer en ese espacio minúsculo durante mucho rato, simplemente estando con ellos mismos.

Baby-Play-Big-Cardboard-Box-via-Lessons-Learnt-Journal-05-1En nuestro caso es una carrito que tenemos en la cocina.  Violeta puede estar ratos y ratos. Cuando ve que la estas observando hay veces que sonríe, pero en otras… gruñe, no le gusta. Es su momento de intimidad.

Los niños/as desde pequeños buscan estos momentos, momentos de intimidad. De permanecer con ellos mismos, para conocer su cuerpo, sus sensaciones, para conectarse con si mismos.

A medida que van creciendo, y entrando en otro tipo de juego estos espacios adquieren nombre «mi casita», «mi cabaña», » mi cueva»… y se convierten en todo un mundo.

Alrededor de los 3, 4 años los niños entran en juego simbólico, » hacer como si…» y en este juego las casitas adquieren gran protagonismo, he llegado a observar la reproducción exacta de una vivienda con módulos, cojines, telas y cuerdas.

En ellas representan situaciones vividas ( hacer como si comiera, pero utilizando un palito) e imitan a los adultos ( hacer como si hablara por teléfono). Este tipo de juego ayuda a los niños a asimilar las situaciones que se dan el vida real. El niño practica estos juegos por el placer de ejercer sus poderes y revivir sus experiencias.

Mas adelante entorno a los 5, 6 años, dice Sobel, tienen la necesidad de crear sus propios espacios especiales. No solo es un espacio de juego, es su espacio privado, su refugio. Los niños tienen su propio espacio secreto con sus propias reglas. Disfrutan en ellos de la libertad de las reglas del mundo de los adultos.

Son de gran importancia para su desarrollo y para su salud emocional. Es una forma de  fomentar un vínculo entre los niños/as y la naturaleza, esto es importante para la maduración.

“El lugar especial en el exterior sirve para simbolizar ese lugar interno especial“, dice Sobel.

«Es su propia crisálida privada.»

Y nosotras/os… ¿ Cómo podemos apoyar?

Para ellos es de gran importancia el proceso de construcción. Por eso necesitan tener a su alcance materiales con los que construir, tapar, sujetar…

Podemos adaptarlo en función del espacio que dispongamos, si es exterior o interior, si es pequeño o grande… Los materiales tiene que estar al alcance de los niños. A continuación os nombro varios materiales no estructurados, ¿Por qué no estructurados? porque una tela puede ser una puerta o un tejado, y una pinza puede ser una cuchara o sujetar  una tela.

DENTRO DE CASA:

  • Telas: muchas telas, muchas muchas telas. Trasparentes, opacas, grandes, pequeñas, de colores… Pueden utilizarlas para infinidad de cosas.
  • Módulos: Nosotros hicimos lo nuestros con colchones de goma espuma, y sabanas viejas. ¡¡Es el material estrella!!
  • Cojines.
  • Cuerdas.
  • Pinzas.
  • Cajas de cartón.
  • Ladrillos de cartón Gigi.

GIGI es un sistema encajable de construcción de cartón que cumple todos los requisitos que exigimos en un buen material para acompañar el juego imaginativo de los niños y niñas.

Son unas piezas robustas de construcción  que permiten crear construcciones habitables: Casas, castillos, fuertes, barcos, cohetes o paradas de mercado.

GIGI blocks

Existen packs de materiales para la construcción de estructuras, como Trígonos ,que ofrece una selección de materiales con los que realizar casitas, cabañas… mediante listones de madera, cubos, telas…

Construir con él es muy fácil, solo hay que unir los listones con los cubos y pasar las telas por los listones para crear estructuras sólidas y de grandes dimensiones. Una cabaña, un castillo, una tienda… Acompaña la curiosidad, la creatividad y la capacidad de concentración. 

Facilita la comprensión de la geometría, construyendo se puede llegar a descubrir cuántos triángulos, rectángulos y cuadrados tiene un octágono en su interior, o incluso comprobar el teorema de Pitágoras.

 

Packs de Trigonos

Estos materiales son orientativos.  Cualquier cosa puede despertar la imaginación de un niño, desde cintas adhesivas y cajas de cartón hasta materiales de construcción de desecho.

Los niños/as los que elegirán que coger y donde ponerlo. Que no nos sorprenda ver el palo de la escoba como barrera abatitable de su refugio. 🙂

EN EL EXTERIOR:

En la naturaleza hay infinitas posibilidades.  Y los niños/as lo sienten. Ven cuevas secretas donde nosotros vemos piedras. La naturaleza es un espacio de aprendizaje constante.

En ella pueden encontrar todo lo que necesitan para hacerse una cabaña:

  • Hojas.
  • Palos.
  • Ramas.
  • Arbustos.
  • Árboles.
  • Piedras.

Si sacamos cuerdas y telas puede ser el complemento ideal para la construcción de sus refugios.

Además de satisfacer esta necesidad como parte de su desarrollo, los niños adquieren otros muchos beneficios:

  • Madurez, independencia y autoconfianza. Son ellos los que deciden como construirlas. Toman decisiones de donde quieren colocar las cosas y de que forma. Al terminarlo les reconforta, ven que pueden hacerlas y sienten lo que es hacer algo por ellos mismos, esto les genera autoconfianza.

  • Habilidades cognitivas, como la resolución de problemas, planificación e imaginación.

    Buscan diferentes alternativas hasta encontrar la que ellos necesitan. Ellos se imaginan algo y tienen que encontrar la manera de plasmarlo con los diferentes materiales que tienen. De esta manera desarrollan el pensamiento matemático al buscar patrones, establecer conexiones … Los niños usan su conocimiento en esta área para resolver distintos problemas y generar nuevas preguntas en distintos contextos.

    En la sala de Psicomotridad he llegado a ver autenticas obras de ingeniería, donde cada cuerda, palito, módulo… tenía su función especifica en la casa. ¡Impresionante!

  • Habilidades sociales, como cooperar y negociar. Al realizar una casa o cabaña entre todos, los niños entran en comunicación. Tienen que exponer lo que cada uno quiere, si están de acuerdo o no es su disposición, forma… Entre todos tienen que cooperar para construirla.

  • Habilidades prácticas. Como la motricidad y fina y gruesa.

  • Mucho ejercicio, tanto al construirlo como al jugar.

  • Liberación de estrés.

Casitas, fuertes, cabañas, cuevas, madrigueras, iglúes,  casitas en el árbol… todos en algún momento en nuestra infancia hemos construido nuestros espacios, nuestros refugios, donde nos hemos sentido seguros, y hemos sentido la euforia al conseguirlo.

Una cabaña es, literal y figurativamente, una defensa contra todas las fuerzas del mundo exterior y un lugar privilegiado para soñar despierto.

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Ana Remacha Sienes

Terapeuta Ocupacional. Psicomotricista Educativa, Re-educativa y Terapeutica.